Pascual Madoz, en su Diccionario Geográfico, Estadístico e Histórico, dejó una deliciosa descripción de las principales fiestas celebradas en la villa a mediados del siglo XIX. Sorprenden la riqueza en detalles mostrada por el autor para desarrollar esta entrada, rasgo nada habitual en el resto de la obra:
“En el día de San Roque, que celebran con misa, sermón y novillos, es de costumbre que el ayuntamiento reparta entre sus individuos, cura de la parroquia de Santo Tomás, que es en la que se verifica la función y predicador, una arroba de barbos, otra de truchas y otra de carne de vaca por iguales partes; por la tarde se corren novillos, y por la noche suele haber algún banquete para los elegantes.
Otra costumbre no menos particular se observa en los habitantes de este pueblo, y es, el primer día de Pascua de Resurrección entrega el alcalde el bastón a un mozo, que por tres días ejerce autoridad, limitada a presidir la comitiva que lleva el predicador de Semana Santa cuando sale a pedir la aleluya; a esta comitiva compuesta de todos los concejales, incluso el alcalde y cura párroco más antiguo, se agrega otra compuesta de tantos mozos cuantos son los individuos del ayuntamiento, pidiendo también la aleluya para ellos. No hay vecino, especialmente las mujeres, que no se esfuerce en darles bollos y huevos, con tal abundancia que suelen reunir hasta un centenar de docenas.
Esta abundante provisión se ha de consumir con el agregado de mucho vino, en el baile que se celebra la tarde del mismo día en la plaza pública, acto que preside el alcalde mozo, sentado con otros de su edad en un banco puesto para el efecto. Los mozos eligen entre ellos, en presencia del alcalde y previo su asentimiento, dos o tres cocineros que reducen los huevos a tortillas; estas las reparte el alcalde, sin más instrumento cortante que sus dedos, entre las mozas en los intervalos de cada tanda.
Esta operación va acompañada de sus buenos tragos de vino que anima sobre manera a bailadores y bailadoras. El segundo día de Pascua repite el alcalde con su escolta la vuelta de segunda aleluya, reducida a pedir el coracho, que es un pedazo de tocino y gallinas. Por la tarde se repite el mismo baile, pero sin la adición del día anterior. El coracho y gallina, con otras cosas que agregan, las destinan a obsequiar aquella noche, las destinan a obsequiar aquella, con abundante cena al cura párroco, predicador y concejales, a cuyo obsequio concurren todos los mozos”.
El panorama festivo actual de Castrogonzalo gira en torno a tres grandes acontecimientos:
Fiesta de San Antón o de los Quintos. Se viene celebrando desde tiempo inmemorial anualmente el día 17 de enero, coincidiendo con la festividad de San Antón. Tradicionalmente coincidía con la entrada en quintas de los jóvenes de la localidad. En la actualidad, desaparecido el Servicio Militar, viene a ser un rito de la mayoría de edad de los jóvenes y su presentación en sociedad.
Se trata de unas fiestas de gran raigambre que suelen durar tres días.
Tradicionalmente los quintos se hacían cargo de la organización y de los gastos que la celebración conllevaba. En los últimos años, dada la escasez de mozos por el descenso de la natalidad, se han venido incorporando también las chicas que participan plenamente de los actos. Precisamente esa falta de quintos y quintas, y el deseo de que una fiesta tan típica de la localidad no se pierda, ha aconsejado al Ayuntamiento a colaborar económicamente al sostenimiento y realce de las fiestas.
Son unas fiestas de gran colorido, pues durante estos tres días los quintos y quintas se visten con un atuendo tradicional y se cubren con una capa adornada de cintas bordadas que regalarán posteriormente a sus novias/os y seres más queridos. La actividad más espectacular tiene lugar el día de San Antón. A las 5 de la tarde, una vez que los caballos y quintos/as han sido bendecidos en el pórtico de la iglesia, proceden a correr las cintas con hermosos caballos, de los que abundan en la villa, perfectamente enjaezados. La carrera finaliza cuando alguno de los quintos/as prende la cinta del premio, mucho más larga que las demás y con los colores de la bandera nacional.
La fiesta se completa con la celebración de grandes bailes donde los quintos suelen invitar a chocolate o a sopas de ajo al estilo castreño, ya bien entrada la madrugada.
Fiesta del Señor. Es una fiesta de gran tradición en la localidad, a pesar de contar con un solo día de duración, que en la actualidad coincide con la festividad del Corpus Christi. Esta fiesta ha decaído en los últimos años, al coincidir con el final de la tradicional “Semana del Toro Enmaromado” de Benavente. No obstante, el Ayuntamiento en su afán de mantener las tradiciones, organiza diversas actividades, entre ellas un parque infantil, juegos autóctonos para los mayores y alguna actuación folclórica de música y baile de la tierra, así como una gran verbena. Lógicamente, en cualquier fiesta popular no puede faltar el componente religioso, que se manifiesta en una solemne misa en la parroquia de San Miguel Arcángel.
Fiestas patronales de San Roque.
Estas fiestas son el santo y seña de nuestra villa. El día grande es el 16 de Agosto, pero las celebraciones suelen durar entre cuatro y seis días, teniendo un prestigio absolutamente reconocido en toda la región. Cuentan con el patrocinio del Ayuntamiento y la organización corre a cargo de una Comisión de Fiestas, formada en su mayor parte por jóvenes, con un papel destacado de los quintos de ese año.
De todos es conocida la enorme afición que existe en estas tierras a todos los espectáculos taurinos, en sus diferentes modalidades. De entre ellos merecen destacarse los encierros al estilo tradicional que se celebran en estas fiestas patronales. En estos encierros por el campo se vienen congregando en los últimos años más de 200 caballistas, y gran número de aficionados y curiosos que siguen a cierta distancia la evolución de los toros o vacas. Los astados se sueltan por los campos de cereal y arremeten contra los jinetes, lo que constituye un espectáculo único.
A estos encierros campestres se unen los encierro urbanos, donde se sueltan toros o vaquillas, y se corren por la calle Larga, desde la carretera hasta la Plaza de Toros situada a la orilla del Esla, en un recorrido total de unos 600 metros. También se celebra un Concurso de Cortes, muy popular en varias comunidades autónomas, entre ellas la de Castilla y León. Los participantes, a cuerpo limpio, deben cortar o recortar del modo más artístico posible a los novillos-toros en un tiempo limitado de unos diez minutos. También se celebra una corrida o novillada mixta, en la que al menos están presentes 2 o 3 rejoneadores, pues es enorme el cariño y admiración que en la localidad se siente hacia el caballo.
Si un eje importantísimo de las fiestas patronales en honor a San Roque lo constituyen los toros, el otro no menos importante lo es la música, contando siempre con destacados artistas, tanto en música moderna como en folclórica y tradicional.
No conviene olvidar que las fiestas suelen ser un medio que contribuye a la convivencia y la unión entre los vecinos y visitantes. Buen ejemplo de ello son las sopas de ajo al estilo castreño que elabora la Comisión de Fiestas el día que comienzan las fiestas. Se ofrece también un chocolate uno de los días y una cena de hermandad que se celebra el sábado, con posterioridad al día de San Roque. Normalmente se matan dos vacas o un toro del primer encierro del campo, y se prepara un exquisito guisado de carne acompañado de las ricas patatas producidas en la vega del río Esla, junto con pan , vino y fruta.
“En el día de San Roque, que celebran con misa, sermón y novillos, es de costumbre que el ayuntamiento reparta entre sus individuos, cura de la parroquia de Santo Tomás, que es en la que se verifica la función y predicador, una arroba de barbos, otra de truchas y otra de carne de vaca por iguales partes; por la tarde se corren novillos, y por la noche suele haber algún banquete para los elegantes.
Otra costumbre no menos particular se observa en los habitantes de este pueblo, y es, el primer día de Pascua de Resurrección entrega el alcalde el bastón a un mozo, que por tres días ejerce autoridad, limitada a presidir la comitiva que lleva el predicador de Semana Santa cuando sale a pedir la aleluya; a esta comitiva compuesta de todos los concejales, incluso el alcalde y cura párroco más antiguo, se agrega otra compuesta de tantos mozos cuantos son los individuos del ayuntamiento, pidiendo también la aleluya para ellos. No hay vecino, especialmente las mujeres, que no se esfuerce en darles bollos y huevos, con tal abundancia que suelen reunir hasta un centenar de docenas.
Esta abundante provisión se ha de consumir con el agregado de mucho vino, en el baile que se celebra la tarde del mismo día en la plaza pública, acto que preside el alcalde mozo, sentado con otros de su edad en un banco puesto para el efecto. Los mozos eligen entre ellos, en presencia del alcalde y previo su asentimiento, dos o tres cocineros que reducen los huevos a tortillas; estas las reparte el alcalde, sin más instrumento cortante que sus dedos, entre las mozas en los intervalos de cada tanda.
Esta operación va acompañada de sus buenos tragos de vino que anima sobre manera a bailadores y bailadoras. El segundo día de Pascua repite el alcalde con su escolta la vuelta de segunda aleluya, reducida a pedir el coracho, que es un pedazo de tocino y gallinas. Por la tarde se repite el mismo baile, pero sin la adición del día anterior. El coracho y gallina, con otras cosas que agregan, las destinan a obsequiar aquella noche, las destinan a obsequiar aquella, con abundante cena al cura párroco, predicador y concejales, a cuyo obsequio concurren todos los mozos”.
El panorama festivo actual de Castrogonzalo gira en torno a tres grandes acontecimientos:
Fiesta de San Antón o de los Quintos. Se viene celebrando desde tiempo inmemorial anualmente el día 17 de enero, coincidiendo con la festividad de San Antón. Tradicionalmente coincidía con la entrada en quintas de los jóvenes de la localidad. En la actualidad, desaparecido el Servicio Militar, viene a ser un rito de la mayoría de edad de los jóvenes y su presentación en sociedad.
Se trata de unas fiestas de gran raigambre que suelen durar tres días.
Tradicionalmente los quintos se hacían cargo de la organización y de los gastos que la celebración conllevaba. En los últimos años, dada la escasez de mozos por el descenso de la natalidad, se han venido incorporando también las chicas que participan plenamente de los actos. Precisamente esa falta de quintos y quintas, y el deseo de que una fiesta tan típica de la localidad no se pierda, ha aconsejado al Ayuntamiento a colaborar económicamente al sostenimiento y realce de las fiestas.
Son unas fiestas de gran colorido, pues durante estos tres días los quintos y quintas se visten con un atuendo tradicional y se cubren con una capa adornada de cintas bordadas que regalarán posteriormente a sus novias/os y seres más queridos. La actividad más espectacular tiene lugar el día de San Antón. A las 5 de la tarde, una vez que los caballos y quintos/as han sido bendecidos en el pórtico de la iglesia, proceden a correr las cintas con hermosos caballos, de los que abundan en la villa, perfectamente enjaezados. La carrera finaliza cuando alguno de los quintos/as prende la cinta del premio, mucho más larga que las demás y con los colores de la bandera nacional.
La fiesta se completa con la celebración de grandes bailes donde los quintos suelen invitar a chocolate o a sopas de ajo al estilo castreño, ya bien entrada la madrugada.
Fiesta del Señor. Es una fiesta de gran tradición en la localidad, a pesar de contar con un solo día de duración, que en la actualidad coincide con la festividad del Corpus Christi. Esta fiesta ha decaído en los últimos años, al coincidir con el final de la tradicional “Semana del Toro Enmaromado” de Benavente. No obstante, el Ayuntamiento en su afán de mantener las tradiciones, organiza diversas actividades, entre ellas un parque infantil, juegos autóctonos para los mayores y alguna actuación folclórica de música y baile de la tierra, así como una gran verbena. Lógicamente, en cualquier fiesta popular no puede faltar el componente religioso, que se manifiesta en una solemne misa en la parroquia de San Miguel Arcángel.
Fiestas patronales de San Roque.
Estas fiestas son el santo y seña de nuestra villa. El día grande es el 16 de Agosto, pero las celebraciones suelen durar entre cuatro y seis días, teniendo un prestigio absolutamente reconocido en toda la región. Cuentan con el patrocinio del Ayuntamiento y la organización corre a cargo de una Comisión de Fiestas, formada en su mayor parte por jóvenes, con un papel destacado de los quintos de ese año.
De todos es conocida la enorme afición que existe en estas tierras a todos los espectáculos taurinos, en sus diferentes modalidades. De entre ellos merecen destacarse los encierros al estilo tradicional que se celebran en estas fiestas patronales. En estos encierros por el campo se vienen congregando en los últimos años más de 200 caballistas, y gran número de aficionados y curiosos que siguen a cierta distancia la evolución de los toros o vacas. Los astados se sueltan por los campos de cereal y arremeten contra los jinetes, lo que constituye un espectáculo único.
A estos encierros campestres se unen los encierro urbanos, donde se sueltan toros o vaquillas, y se corren por la calle Larga, desde la carretera hasta la Plaza de Toros situada a la orilla del Esla, en un recorrido total de unos 600 metros. También se celebra un Concurso de Cortes, muy popular en varias comunidades autónomas, entre ellas la de Castilla y León. Los participantes, a cuerpo limpio, deben cortar o recortar del modo más artístico posible a los novillos-toros en un tiempo limitado de unos diez minutos. También se celebra una corrida o novillada mixta, en la que al menos están presentes 2 o 3 rejoneadores, pues es enorme el cariño y admiración que en la localidad se siente hacia el caballo.
Si un eje importantísimo de las fiestas patronales en honor a San Roque lo constituyen los toros, el otro no menos importante lo es la música, contando siempre con destacados artistas, tanto en música moderna como en folclórica y tradicional.
No conviene olvidar que las fiestas suelen ser un medio que contribuye a la convivencia y la unión entre los vecinos y visitantes. Buen ejemplo de ello son las sopas de ajo al estilo castreño que elabora la Comisión de Fiestas el día que comienzan las fiestas. Se ofrece también un chocolate uno de los días y una cena de hermandad que se celebra el sábado, con posterioridad al día de San Roque. Normalmente se matan dos vacas o un toro del primer encierro del campo, y se prepara un exquisito guisado de carne acompañado de las ricas patatas producidas en la vega del río Esla, junto con pan , vino y fruta.
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